A PROPOSITO DEL DEBATE ENTRE SILVIO Y PABLO

He decidido reflexionar un rato, sobre como es posible que dos hombres unidos al cordon umbilical de la canción protesta, fundadores del célebre Movimiento de la Nueva Trova y estandartes ambos de la Cuba Revolucionaria por todo el mundo, hayan terminado sus nexos discutiendo sobre la realidad de una isla adormecida en medio siglo de fracasos económicos, de mutilación de las libertades mas elementales de los individuos, de reiteradas purgas en los circulos de poder en función de tener siempre a la mano, un "culpable" de las desgracias del pueblo y que aunque ambos reconocen esta realidad, uno la defiende acusando al otro de "critica desamorada y en el lugar incorrecto" y el otro, deja claro su capacidad de reconocer su desilusión, dejando leer entrelineas, que la revolución, solo fue el disfraz para la sed de PODER, de los que la hicieron.

Pablo escogió el camino dificil, el del cantor que reconoce que las cosas andan muy mal, y que aunque no niega "la gloria que se ha vivido", hoy comprende que esa "gloria" le esta haciendo pagar un precio muy caro al pueblo de Cuba.

Silvio por su parte, elige el camino más fácil, "el de yo me muero como vivi", lo que no aclara es que vivir en Cuba, como un millonario en cualquier ciudad del mundo, disfrutar su libertad individual al precio de la libertad secuestrada de un pueblo, afirmar desde una carta antigua su compromiso con el totalitarismo que siempre va a cuidar de sus intereses económicos, es muy facil, lo del barco PLAYA GIRON,  o su paso por Angola, son pedazos sueltos de una vida que por lo agitada, le va mejor un disfraz de izquierda, me gustaria verlo viviendo con las necesidades del pueblo, y hablo de las necesidades todas, desde leer en la mañana, mientras toma su exquisito café El Pais de España, a cenar en la noche en el TOCORORO  con unos amigos extranjeros, para despues leerle sus canciones. Al final la doble moral (que corroe a todos, incluso a poetas y visionarios) como siempre se bebe toda la cerveza, y la orina sobre la dignidad de la patria.

Creo que es hora, de que en Cuba los sexagenarios dejen de andar discutiendo que vida ( de la que les queda) quieren vivir, y sean los jovenes, los que decidan donde habita la verdadera libertad, y ojo, hablo de la verdadera, no de esa que habla " de vivir en un pais libre, cual solamente puede ser libre, en esta tierra y en este instante".